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¿Deberían los streamers pagar una cuota a los desarrolladores de videojuegos?


Hace unos días saltó la noticia de que un directivo de Stadia había hecho alusión al papel de los streamers en la industria de los videojuegos y la creación de contenidos. En concreto aludía a que sería lógico pensar que puesto que sus beneficios provienen exclusivamente de videojuegos (o cualquier otra IP) provenientes de terceros y por tanto con copyright, lo apropiado sería que ellos tuviesen que pagar una parte de sus beneficios a la fuente, es decir, al creador. En realidad esta es una peligrosa asunción en término de consecuentes, ya que aunque en un principio podríamos asumir que la lógica nos lleva a una conclusión de este tipo, en cuanto escarbamos un poco nos daremos cuenta de que estamos dando por válidos preceptos que no lo son en absoluto, al menos no en el ecosistema que a día de hoy damos por válido en el entorno de la creación de contenido de videojuegos o eSports.


Para empezar a valorar lo legítimo de reclamar una cantidad al streamer, lo primero sería determinar el valor intrínseco y exclusivo que tiene el juego concreto del que estemos hablando. Hay streamers que se decidan en exclusiva a un juego y no generan contenido de otra cosa y otros que van alternando por lo tanto parece injusto meterlos a todos en el mismo saco. Dicho esto, en cualquiera de los dos supuestos, un pago al creador del videojuego en cuestión debería quedar descartado. El motivo principal es que resulta incuantificable la cantidad de valor que aportan los streamer a cualquier juego, al punto de que hay algunos títulos que son un éxito exclusivamente porque un streamer conocido decidió jugarlo en el momento y circunstancias apropiadas.


Es un hecho que aunque esto sea cierto, la decisión final del valor que aporta el streamer y la conclusión sobre si se debería cobrar por ello o no, tendría que venir del propio publisher. Y aunque suene como una posibilidad, no debemos perder de vista que esto generaría un gran desequilibrio en un ecosistema ya de por si frágil y muy susceptible de adulterarse por pago de terceros. Por otro lado hemos de pensar que muchos streamer ejercen un papel de divulgación o de análisis que se engloba en la prensa especializada y que de nuevo debería estar exento de un tributo o pago puesto que en la comunicación 3.0 de hoy en día es uno de los medios más usados para decidir si queremos un producto o no.


Como breve conclusión, el pago por uso de IP concreta debería quedar fuera de cualquier ecuación, al menos a medio plazo. Antes de esto tenemos un sector que debe arraigar y que podemos considerar todavía muy frágil por el que queda mucho trabajo.

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